En articulación con el Grupo de Investigación en Producción Agropecuaria del INTA Santa Cruz y la Unidad Académica San Julián de la UNPA, llevan adelante un relevamiento en establecimientos de la zona sur de la provincia para determinar la presencia de fasciolosis o saguaipé, un parásito interno que afecta a la ganadería ovina.
La Agencia de Extensión Rural del INTA en Puerto San Julián lleva a cabo una investigación sobre una bacteria que podría estar afectando a la actividad ganadera en Santa Cruz.
Se trata de un relevamiento que realiza en conjunto con el Grupo de Investigación en Producción Agropecuaria del INTA Santa Cruz y la Unidad Académica San Julián de la UNPA en distintos establecimientos de la zona sur de nuestra provincia.
La bacteria en cuestión se llama fasciolosis o saguaipé, que es un parásito que afecta en especial a la ganadería ovina en condiciones de pastoreo en ambientes cercanos como manantiales y vegas, según Ahora Calafate.
Para ello los técnicos del INTA y la UASJ iniciaron un proceso de muestro que consistió en la recolección de heces ovinas y búsqueda de la presencia del caracol hospedante, llamado Lymnea, en estancias sobre la cuenca de los Ríos Chicos y Río Gallegos.
Vida del parásito
La fasciola hepática es un parásito interno que afecta directamente la producción ovina. El organismo tiene un ciclo de vida muy complejo y requiere de condiciones climáticas específicas.
Parte de su vida se lleva a cabo en el ambiente y requiere de humedad y temperatura; otra parte de su ciclo de vida se desarrolla en un caracol específico (Limnea) y otra dentro del huésped final (ovinos y bovinos).
En particular, en ovinos, su presencia puede tener efectos significativos al animal, como debilidad, anemia, insuficiencia hepática y en algunos casos puede llevar a la muerte.
Investigación minuciosa y compleja
Luego del relevamiento y la toma de pruebas en heces así como de caracoles hospedantes, viene la fase de mas minuciosidad y complejidad, que es la de identificar las bacterias.
Se tratan de tareas que requieren experiencia y herramientas ya que tanto el caracol como la bacteria son de dimensiones muy pequeñas.
Los caracoles pueden ser fácilmente confundidos con otros elementos del ambiente, y en caso que lo sean, no siempre portan al parásito, aseguran expertos involucrados en la investigación.